sábado, 4 de noviembre de 2017

¡Que difícil es hablar del evangelio!

Es gratificante saber que Dios nos aceptó por su gracia, a pesar de nuestros pecados. El borro nuestro pasado con su sangre derramada en el madero de la cruz para darnos vida. (1 Pedro 3:18) 18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu. Generalmente decimos; “Acepta a Cristo”, pero que realmente debemos hacer es reconocerlo como nuestro Señor y Salvador, ya que es El quien nos ha aceptado. Ser aceptados por Jesús nos debe hacer que reflexionemos sobre el rechazo de las personas a las que les compartimos el evangelio, ya que deja heridas en nuestra alma que pueden llegar a deformarnos e impedirnos desarrollar nuestro potencial esconder nuestro don. Siempre nos van a rechazar por algo, si eres mejor en la clase te dicen “nerd”, si eres atento con tus jefes te dicen “Arrastrado”, si te cuesta entender algo te dicen “burro”, pareciera que lo mejor sería ser parte del montón y no marcar la diferencia porque ser del promedio te permite envidiar o criticar a otros, señalando al que se destaca y al que no. Que difícil es hablar del evangelio, es muy importante tener muy claro nuestra identidad y aprender a administrar el rechazo para no cometer errores haciendo cosas inadecuadas con tal de ser aceptados Jesús te aceptó y pagó el precio por tu salvación, dice que no se avergüenza de ti a pesar de tus faltas, eso debería ser suficiente para que tú no te avergüences de Él y le honres como merece. Nuestra fe nos dice que debemos amar a todos, pero no comprometer nuestras creencias con tal de ser aceptados. Prefiero que me rechacen en el mundo por mi buena conducta, a que me rechacen en el cielo por una mala conducta.

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