viernes, 20 de octubre de 2017

Todo se ha terminado

Muchas pueden ser las razones que nos lleven a decir todo a terminado para mí cuando nos encontramos en medio de una crisis, falta de empleo, problemas familiares, problemas financieros, enfermedades, etc., es tan fuerte que pensamos que ya no hay esperanza; pensamos que todo se ha terminado, y no sabemos para donde correr.

Es muy fácil hablar de crisis o de dolor sin haberlos experimentado personalmente. El haberlos sufrido en algún tiempo de nuestra vida es hasta cierto punto enriquecedora, uno no puede entender que es lo que está pasando, pero más tarde podemos entender que planes tenia Dios con nosotros al permitirlo.
El apóstol Pablo nos habla en el capítulo 27 del libro de Hechos en el verso 20 cuando se encontraba haciendo un viaje en un barco con otras personas que no eran de su agrado, es interesante lo que dice: “Y no aparecía ni el sol ni las estrellas”. ¿No te has sentido así que parece que en el día no sale el sol y, de noche no salen las estrellas? Y como pensamos que todo ha terminado, decimos: Señor, ¿Qué será de mi vida? Habrá un rayo de luz que pueda dirigirnos hacia una esperanza?, a veces nos hacemos muchas preguntas: ¿Dónde está Cristo al que yo predico?, ¿Dónde está Dios?, ¿por qué tanto dolor, tantas lágrimas derramadas, por qué?, hermanos tenemos que renovar nuestra mente y no conformarnos todos sabemos que hay personas en el mundo que en sus labios solo hay palabras negativas. En su mente tienen pensamientos como; estoy en crisis, esto ya se terminó, estoy a punto de perecer. Mateo 15:18 dice; Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. No declares que tu matrimonio es un fracaso, no declares que tu vida es un fracaso, tú eres un hijo de Dios, Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido; para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.(1 Pedro:9)
La angustia causada por situaciones que nos golpean fuerte, nos arrincona en una esquina de la casa para llorar, es cuando Dios entra en nuestro escenario y nos dice: “Todavía puedes confiar en mí. Yo soy Jehová tu Dios, para mí no hay nada imposible. Amén.

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